El nuevo batacazo con el que la Bolsa despidió a esta semana confirma los temores de quienes sospechan, antipatriotas ellos, que para salir de la crisis no vale con el tijeretazo a los funcionarios, la congelación a los jubilados, el fin del cheque bebé, el frenazo a la dependencia y el resto de las drásticas medidas ofrecidas por nuestro presidente del Gobierno a quienes le exigían, allende nuestras fronteras, que se dejara de vislumbrar falsos brotes verdes para ponerse de una vez a la tarea de controlar el déficit en el que incurrió a base de tirar de la chequera para capear el temporal a la espera de tiempos mejores.
Tampoco bastará, ese es el miedo, con que Zapatero continúe con las tijeras en la mano subiendo impuestos por aquí, cortando gastos por allá, que es a lo que parece abocado después de que los mercados hayan considerado insuficientes sus medidas iniciales. No por considerarlas escasas, sino por otro factor más decisivo aún: la falta de confianza en que el mismo hombre que ha llegado a poner en riesgo el futuro del euro, se ha engañado y/o ha engañado a sus ciudadanos tanto y cree tan poco en lo que ahora tiene que hacer sea capaz de emprender siquiera esa tarea.
La próxima vez que Obama le llame, quizás le explique lo que le ocurre citando la famosa frase de su ilustre predecesor Abraham Lincoln: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo: Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo». Y entonces puede que Zapatero comprenda por qué ahora no puede conseguir lo que más necesita: generar la confianza necesaria para que los inversores, los dirigentes europeos, la mayoría de los españoles y hasta los supuestamente malvados especuladores se fíen de él. CURRI VALENZUELA en Opinion - ABC.es
Tampoco bastará, ese es el miedo, con que Zapatero continúe con las tijeras en la mano subiendo impuestos por aquí, cortando gastos por allá, que es a lo que parece abocado después de que los mercados hayan considerado insuficientes sus medidas iniciales. No por considerarlas escasas, sino por otro factor más decisivo aún: la falta de confianza en que el mismo hombre que ha llegado a poner en riesgo el futuro del euro, se ha engañado y/o ha engañado a sus ciudadanos tanto y cree tan poco en lo que ahora tiene que hacer sea capaz de emprender siquiera esa tarea.
La próxima vez que Obama le llame, quizás le explique lo que le ocurre citando la famosa frase de su ilustre predecesor Abraham Lincoln: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo: Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo». Y entonces puede que Zapatero comprenda por qué ahora no puede conseguir lo que más necesita: generar la confianza necesaria para que los inversores, los dirigentes europeos, la mayoría de los españoles y hasta los supuestamente malvados especuladores se fíen de él. CURRI VALENZUELA en Opinion - ABC.es