Los siete pecados capitales del periodismo
Isaías Lafuente, de la cadena Ser, rememorando el catecismo, refirió los siete pecados capitales de los periodistas, añadiendo un octavo: la ignorancia. Y aún peor, "la doble ignorancia: ignorar que somos ignorantes".
El pecado de la envidia consiste en copiar algo que nos parece genial y repetirlo sin analizarlo. "Hace seis décadas que el portero 'está bajo los palos', cuando en realidad está bajo un solo palo o bien 'entre los palos'".
El pecado de gula consiste en "comernos los signos de puntuación, emplear un mismo verbo donde antes empleábamos diez (son los verbos comodín, como realizar, apostar, comentar...) y devorar los artículos ('en Moncloa' en lugar de 'en la Moncloa')".
La avaricia es el pecado "contrario al anterior, consistente en acumular palabras innecesarias", creando redundancias y pleonasmos: Hacienda pública, planes de futuro...
Para Lafuente, la lujuria es "coquetear con palabras de otras lenguas" y la soberbia es "creernos infalibles, maestros de la palabra".
Aún la pereza: asumir el lenguaje de ETA y hacerlo propio sin cuestionarlo ('acciones' en lugar de 'atentados', 'lucha armada' en lugar de 'guerra'), y otros eufemismos como 'daños colaterales', 'ingeniería financiera' o 'copago sanitario', que en realidad es un 'sobrepago', porque la sanidad pública también la pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos.
Y el séptimo, la ira, que es "lo que provocamos en nuestros lectores cada vez que destrozamos nuestro lenguaje".
textos completos aquí»» e aquí»»
«Los periodistas, maestros del español», seminario internacional de San Millán
Isaías Lafuente, de la cadena Ser, rememorando el catecismo, refirió los siete pecados capitales de los periodistas, añadiendo un octavo: la ignorancia. Y aún peor, "la doble ignorancia: ignorar que somos ignorantes".
El pecado de la envidia consiste en copiar algo que nos parece genial y repetirlo sin analizarlo. "Hace seis décadas que el portero 'está bajo los palos', cuando en realidad está bajo un solo palo o bien 'entre los palos'".
El pecado de gula consiste en "comernos los signos de puntuación, emplear un mismo verbo donde antes empleábamos diez (son los verbos comodín, como realizar, apostar, comentar...) y devorar los artículos ('en Moncloa' en lugar de 'en la Moncloa')".
La avaricia es el pecado "contrario al anterior, consistente en acumular palabras innecesarias", creando redundancias y pleonasmos: Hacienda pública, planes de futuro...
Para Lafuente, la lujuria es "coquetear con palabras de otras lenguas" y la soberbia es "creernos infalibles, maestros de la palabra".
Aún la pereza: asumir el lenguaje de ETA y hacerlo propio sin cuestionarlo ('acciones' en lugar de 'atentados', 'lucha armada' en lugar de 'guerra'), y otros eufemismos como 'daños colaterales', 'ingeniería financiera' o 'copago sanitario', que en realidad es un 'sobrepago', porque la sanidad pública también la pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos.
Y el séptimo, la ira, que es "lo que provocamos en nuestros lectores cada vez que destrozamos nuestro lenguaje".
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«Los periodistas, maestros del español», seminario internacional de San Millán