domingo, 18 de abril de 2010

El futuro de Europa es una incógnita


Cuando la presión de los mercados era ya insostenible y el euro amenazaba con hundirse, Alemania ha aceptado salir al rescate de Grecia poniendo casi la tercera parte del crédito de 30.000 millones de euros acordado esta semana. Pero no por eso el europesimismo ha desaparecido de las páginas de los diarios de referencia.En primer lugar, varios análisis han subrayado el altísimo tipo de interés –de más del 5 %– al que se va a conceder dicho crédito: según el británico Financial Times, Alemania lo impuso como condición para que el Tribunal Constitucional no impidiera su participación en el mismo.Luego están las dudas sobre cuando se hará efectivo: «El escenario de pesadilla para muchos miembros del partido de Angela Merkel es que Grecia pida ese dinero antes de las elecciones del 9 de mayo en Renania del Norte-Westfalia, en el que se juegan su mayoría en la cámara alta, el Bundesrat», decía el Financial Times.
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Más hondo es el comentario de Timothy Garton Ash en el The Guardian: «Esta canciller de centro carece de la audacia estratégica de un Adenauer o de un Kohl. Pero ni siquiera un líder más valiente podría hacer gran cosa cuando tiene a la opinión nacional en contra. Y desde los estridentes titulares del diario sensacionalista Bild a las decisiones a regañadientes del su Tribunal Constitucional, es indudable que los alemanes no están dispuestos a hacer más sacrificios por Europa. Si pudieran, seguramente preferirían que les devolvieran el marco. A falta de eso, un pequeño ‘nordo’ sólido y firme con los países del norte de Europa, y dejar a los irresponsables países del sur se arreglaran con un ‘sudo’. Es posible que esta primavera represente el principio del fin de la eurozona».En rotativo alemán el Suddeustche Zeitung –un diario de centro-izquierda, muy crítico con la política de Angela Merkel, Heribert Prantl ha escrito: «Helmuth Kohl era un europeo de corazón y si los problemas de Grecia hubieran aparecido en su época, habría sido más generoso que Angela Merkel. Pero su sentimentalismo europeísta permitió que países como Grecia entraran en la zona euro, aún cuando todo el mundo sabía que no podía satisfacer los criterios de estabilidad sin hacer trampas. Las dificultades actuales son el resultado de eso».Con todo hay alemanes que defienden los grandes principios europeístas. Uno de ellos, el sociólogo y filósofo Ulrich Beck, ha denunciado en el diario francés Le Monde que detrás de la política del deutscheuro no sólo hay una inquietante tendencia al unilateralismo económico, sino que, junto a una nueva orientación de la política exterior y a la intervención de tropas alemanas en el extranjero esa tendencia está conectando «con la ilusoria leyenda nacional que están forjando algunos intelectuales» y que, en el fondo, plantea «la hipótesis absolutamente irrealista de una posible vuelta a un idílico Estado-Nación alemán».
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